El agua es el componente más abundante de nuestro organismo, suponiendo casi el 70% del peso de un adulto de complexión normal. El agua participa en casi todos los procesos vitales de nuestro cuerpo, reacciones químicas, fenómenos de transmisión del calor, etc. En la regulación neuro-endocrina de nuestro organismo participan también las sales. Prácticamente todas las membranas celulares son permeables a ambos componentes, así que tanto la falta de agua como de sales puede repercutir en un deterioro de nuestra salud.
Un aspecto muy importante en cualquier deporte es la hidratación, que en el caso concreto del buceo tal vez por desarrollarse en el medio acuático parece perder protagonismo y nada más lejos de la realidad.
Todos sabemos que la ingesta de líquido es fundamental dentro de la dieta de cualquier deportista, puesto que con el desarrollo de la actividad física se pierde mucha agua, debido a la transpiración.
La ingestión de líquidos es uno de los elementos más importantes para el establecimiento de una correcta rutina alimenticia, la cual resulta fundamental para el buen desarrollo de la actividad física; ten en cuenta que una dieta desequilibrada supone sin duda un bajón en el rendimiento general del buceador.
Fisiología del buceador
Te sorprendería saber la de buceadores que dan por hecho que al desarrollar su actividad bajo el agua la posibilidad de deshidratarse es imposible. Esto es sin duda un gran error: una vez el cuerpo se sumerge en el agua éste experimenta una serie de cambios necesarios para que se adapte al medio. Entre estos cambios destaca la pérdida de agua por un incremento de la diurésis (excreción de la orina).
Durante la inmersión nos encontrarnos a temperaturas inferiores a nuestra temperatura basal (37º) y respiramos a mayor presión que fuera del agua. Éstas dos situaciones producen un fenómeno denominado diuresis, que hace que se pierdan alrededor de 350 cc./hora del agua contenida en sangre, o lo que es lo mismo, que la producción de orina sea de 5 a 6 veces superior a los niveles normales.
Cuando buceamos el cuerpo pierde una cantidad de vapor de agua casi el doble que en una situación normal por el hecho de respirar el aire comprimido y seco de nuestra botella, al que se ha eliminado previamente toda su humedad. Para que funcione correctamente el intercambio gaseoso, es necesario que el aire que llegue a los alveólos lo haga a una temperatura de 36º C y saturado al 100% de humedad. La humedad necesaria para esa saturación la aportamos nosotros de nuestras reservas de agua contribuyendo a la deshidratación del buzo.
Pero no sólo eso: el desarrollo de una actividad física tan exigente como puede ser el buceo (más o menos se queman 400 kcal por buceo), supone una pérdida de líquidos muy importante, los cuales se expulsan a través del sudor y también de la respiración (que tendrá como objetivo regular la temperatura del cuerpo).
En consecuencia: el buceo es uno de los deportes más deshidratantes de cuantos existen. Si normalmente todos los médicos señalan que todas las personas deben beber una media de dos litros de líquido diarios, cuánto más si hablamos de un deportista que estará consumiendo un nivel de líquidos mucho mayor debido a la transpiración.
Efectos fisiológicos de la hidratacion
Dado que aproximadamente dos tercios de nuestro peso corporal son agua, la pérdida no compensada de líquido merma la capacidad del individuo para realizar cualquier tipo de ejercicio y eso sin duda se nota…
La deshidratación conlleva cansancio muscular, que en muchas ocasiones puede ser la causa principal de una lesión. Toma buena nota de este dato: el porcentaje de disminución de la capacidad para realizar un trabajo es diez veces superior al porcentaje que la pérdida de agua suponga en el total del peso del individuo; esto supone que una persona que pierde una cantidad de agua igual a un 1% de su peso, disminuirá su capacidad en un 10%… (los números hablan por sí mismos).
Al bucear, sometemos a nuestro cuerpo a una pérdida importante de líquido, si no la compensamos bajará nuestro rendimiento y nuestra resistencia, pudiendo sufrir calambres y, en casos más preocupantes, puede llevarnos al temido “golpe de calor” que conllevará (como mal menor) que debamos dejar la inmersión de inmediato.
Por todo ello, nunca debemos esperar a padecer los síntomas de deshidratación. Debemos tener presente que cuando la sed aparece lo hace como un mecanismo de alerta de nuestro cuerpo, que nos informa de que la deshidratación ya ha comenzado.
Resulta por tanto, del todo imprescindible que durante una jornada de inmersión, bebamos constantemente, aunque no tengamos sed.
Golpe de calor y tratamiento
Esto se produce, si soportamos una exposición prolongada a altas temperaturas y a eso añadimos una pérdida de agua, electrolitos (sodio, principalmente) o ambos.
Los síntomas más frecuentes son: debilidad, cansancio, sed, hormigueo en extremidades y confusión. También pueden aparecer: dolores de cabeza (que se agravará al levantarse), náuseas, vómitos y diarrea, calambres musculares, taquicardia e hipotensión, lengua pastosa e hiperventilación.
La piel puede estar seca o sudorosa, pero las mucosas siempre estarán secas.
En cuanto a la temperatura corporal, puede ser la habitual o llegar hasta 39 ºC.
En caso de que aparezcan estos síntomas en un buceador, el tratamiento a seguir debe tener como objetivo un aumento de la pérdida de calor y reponer las pérdidas hídricas, para ello, actuaremos de la siguiente forma:
- Llevar al afectado a un lugar donde el ambiente sea fresco y, a ser posible, con corrientes.
- Desnudarle
- Humedecer la piel con compresas de agua tibia (15C)
- Es importante intentar realizar una reposición de líquidos, tarea que realizaremos de diferente forma según el estado del afectado; en casos leves: intentaremos una ingestión oral de soluciones isotónicas, y en casos graves: deberemos optar por la vía intravenosa.
Resulta absolutamente necesario que vigilemos a la víctima para evitar que evolucione hasta un golpe de calor.
Deshidratación y Enfermedad descompresiva
Los modelos de descompresión suponen que la circulación normal transporta gases inertes hacia y desde los tejidos. La deshidratación reduce la cantidad de sangre disponible para el intercambio de gases, ralentizando la eliminación de gases del cuerpo. Por esta razón, la deshidratación se ha considerado un factor que aumenta la predisposición para la enfermedad descompresiva, y parece frecuentemente asociada con casos de la misma, siendo un factor muy importante en la enfermedad de descompresión. Debemos beber líquidos antes de bucear, e hidratarnos después para evitar la aparición de cualquier síntoma. Por supuesto, no debemos beber alcohol, no solo por sus efectos en nuestro sistema nervioso, sino también por la deshidratación que causa.
En general, manténte hidratado cuando bucees. Bebe muchos líquidos antes y después de la inmersión. Comer frutas con alto contenido en agua también es bueno, y debes evitar las bebidas azucaradas, el café y, por supuesto, el alcohol.
Buen Azul !!!
Sergio Palazuelos Leon
PADI MSDT # 345513
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